¿qué es un momento cumbre?
Ejemplos de experiencias cumbre
Hay momentos decisivos en la vida de todos. Esos momentos en los que ocurre algo que cambia toda nuestra perspectiva sobre la vida, el trabajo o una relación concreta. Se trata de experiencias cumbre, a las que podemos recurrir cuando nos encontramos atascados en la rutina, en busca de motivación.
Las experiencias cumbre se conocen como momentos alegres y energéticos que implican sentimientos repentinos de intensa alegría, felicidad, asombro y maravilla. El psicólogo Abraham Maslow habló de las experiencias cumbre como algo que eleva y trasciende el ego, que da un sentido de valor y significado, que desencadena energías creativas, que proporciona un sentimiento de propósito y que tiene el poder de cambiar permanentemente al individuo para mejor.
Las experiencias cumbre pueden influir en un cambio significativo en las perspectivas de vida de una persona y pueden aumentar la conciencia, la determinación, el impulso, el libre albedrío, la creatividad y la empatía de un individuo. Es una sensación de ser más poderoso que nunca.
Como seres humanos, nos encantan las historias, especialmente las que son inspiradoras. He descubierto que al compartir mis propias historias sobre experiencias cumbre (cuando el momento es adecuado), pueden ser motivadoras para otros. Proporciona esperanza, optimismo y una forma diferente de ver una situación. He tenido muchas experiencias cumbre que han sido muy transformadoras y han alterado toda mi perspectiva de la vida. Estas experiencias cambiaron lo que soy para siempre en el futuro. Una de esas experiencias cumbre fue una sensación de transformación milagrosa inexplicable en términos científicos.
Ejemplo de experiencia cumbre no tecnológica
En la famosa jerarquía de necesidades de Abraham Maslow, la autorrealización se sitúa en la cúspide de la pirámide, representando la necesidad de realizar el propio potencial individual. Según Maslow, las experiencias cumbre desempeñan un papel importante en la autorrealización.
Sin embargo, las experiencias cumbre no se limitan únicamente a las personas autorrealizadas. Maslow creía que todas las personas son capaces de tener estos momentos, pero también consideraba que las personas autorrealizadas tenían más probabilidades de experimentarlos.
Las experiencias cumbre suelen describirse como momentos trascendentales de pura alegría y euforia. Son momentos que se distinguen de los acontecimientos cotidianos. El recuerdo de estos acontecimientos es duradero y la gente suele compararlos con una experiencia espiritual.
“…una experiencia altamente valorada que se caracteriza por una intensidad de percepción, una profundidad de sentimiento o un sentido de profunda significación tales que la hacen destacar, en la mente del sujeto, en un contraste más o menos permanente con las experiencias que la rodean en el tiempo y el espacio”.
Ejercicio de experiencia cumbre
Un hotel diferente: Imagina que estás en Los Ángeles y buscas un lugar donde alojarte. Naturalmente, acude a TripAdvisor y allí le llama la atención el hotel “Magic Castle”. Ni siquiera es un hotel propiamente dicho, sino un edificio reconvertido en tal. Las habitaciones no son nada del otro mundo, las instalaciones están bien pero no son nada especial. Y sin embargo… ¡este hotel tiene la segunda calificación más alta basada en miles y miles de opiniones! ¿Cuál puede ser su secreto? Bueno, no quiero desvelarlo. Prefiero dejar que el gran Dan Heath le describa el lugar. Sólo tienes que ver este vídeo y luego hacerte esta pregunta: “¿Podría utilizar un enfoque similar para motivar a mis alumnos? ¿Podría ser que Rory Sutherland estuviera en algo cuando hablaba de “la centralidad de los elementos periféricos”? (Sutherland 2011 – p. 31)
Fíjate en la primera imagen. Imagina que la curva muestra el transcurso de una lección. Lo que tendemos a pensar es que nuestra memoria guarda un registro de todo y cuando queremos evaluarlo, elaboramos la media de cada punto. Sin embargo, las investigaciones de Kahnemann demuestran que esto no es así. Lo que ocurre es que nuestro cerebro comprime la memoria, manteniendo sólo algunos de los puntos. Al recordar el acontecimiento, el cerebro se ve desproporcionadamente influenciado por los momentos “cumbre” (buenos o malos) y por la forma en que termina la experiencia. A esto se le llama el “Principio Pico-Fin”. (Véase Kahneman 2011 – cap. 35: ‘Two Selves’; Para ver un breve clip sobre estos estudios, basta con hacer clic aquí).
Experiencias cumbre de autorrealización
Una experiencia cumbre es un estado alterado de conciencia caracterizado por la euforia, que suelen alcanzar las personas que se autorrealizan[1]. El concepto fue desarrollado originalmente por Abraham Maslow en 1964, quien describe las experiencias cumbre como “experiencias raras, emocionantes, oceánicas, profundamente conmovedoras, estimulantes y elevadoras que generan una forma avanzada de percibir la realidad, y que son incluso místicas y mágicas en su efecto sobre el experimentador”. “Hay varias características únicas de una experiencia cumbre, pero cada elemento se percibe en conjunto de una manera holística que crea el momento de alcanzar el pleno potencial de uno[3]. Las experiencias cumbre pueden ir desde actividades simples hasta eventos intensos[4][5]; sin embargo, no se trata necesariamente de lo que es la actividad, sino de la sensación extática y dichosa que se experimenta durante ella[6].
Las experiencias cumbre fueron descritas originalmente por el psicólogo Abraham Maslow como “momentos de máxima felicidad y plenitud” en su obra de 1964 Religions, Values, and Peak Experiences (Religiones, valores y experiencias cumbre)[2] En cierta medida, el término representa el intento de Maslow de denominar aquellas experiencias que generalmente se han identificado como experiencias religiosas y cuyos orígenes, por implicación, se han considerado sobrenaturales. Maslow (1970) creía que el origen, el núcleo y la esencia de todas las “altas religiones” conocidas era “la iluminación, la revelación o el éxtasis privado, solitario y personal de algún profeta o vidente agudamente sensible” (p. 19).